“Aprender una coreografía de danza clásica”; “hacer un antiestrés”; “preparar un mapa en relieve”… he aquí algunos de los stands ofrecidos por alumnos a otros alumnos.
Los niños “clientes” visitan el mercado en busca de nuevos aprendizajes, nuevos conocimientos y destrezas de otros, los niños “comerciantes”. Puede ser un intercambio de conocimientos académicos o no académicos, en varios campos.
El mercado del conocimiento permite tomar conciencia del hecho —decisivo para el bienestar y el éxito académico— de queaprender puede ser divertido. Partiendo del principio de que todos saben algo y eso y que nadie lo sabe todo, nos anima a todos a preguntarse qué se yo hacer y enseñar a los demás.
Al encontrarse en la posición de “el que sabe y tiene algo que enseñar a los demás”, el niño toma conciencia de que el conocimiento es poder, y que compartirlo es enriquecedor. En la postura de “comerciante”, el niño se da cuenta por ejemplo que sus explicaciones deben ser claras, y que quien quiera aprender debe estar atento a estas explicaciones; en la posición de “cliente”, el niño se da cuenta de que los demás son un recurso, que puede aprender de ellos, aunque sean más pequeños.
La temporada de mercados de conocimiento está abierta en la escuela… Si tu hijo te pide prestada una licuadora para hacer jugo, pegamento para hacer slime o guantes de boxeo, es «normal», ¡se esta preparando para el mercado del conocimiento!