Los alumnos de CP-burbuja 2 iniciaron un proyecto de percusión corporal. Con Aloïse Baehler (profesora de educación musical), como directora, los niños descubren el tempo y reproducen ritmos dando suaves palmas en distintas partes del cuerpo. Suena simple, pero de hecho hay bastante trabajo de coordinación óculo-motriz, la orientación del cuerpo en el espacio y la sincronización con la otra persona. Cada sesión es un verdadero desafío que ofrece muchas producciones musicales … Sin necesidad de instrumentos, solo el cuerpo y sus sentidos.
Los conceptos abordados son múltiples:
El ritmo ;
El tempo;
Los matices ;
La respiración;
La expresión musical;
La coordinación;
La escucha;
La habilidad gestual;
La sociabilidad;
La imaginación;
El sentido artístico;
La autoexpresión;
El acercamiento a la escritura musical…
Los niños primero deben observar, escuchar, concentrarse y luego lograr producir, solos, en parejas o todos juntos, modelos rítmicos que involucren todo su cuerpo.
La percusión corporal contribuye tanto al despertar musical como a la comprensión del cuerpo y sus posibilidades. Trabajan la memoria, la capacidad de reproducir una organización rítmica a veces compleja cuando los ritmos se superponen (polirritmo).
«Me gusta mucho observar a los niños durante esta actividad: ver su capacidad real de atención y escucha, verlos intentar reproducir los ritmos y golpes, a veces cometer errores pero reírse de ello, volver a intentarlo y finalmente tener éxito», dice Béatrice Protard, profesora de la clase CP-burbuja 1.
El trabajo del esquema corporal, el acercamiento a los conceptos de espacio y tiempo, la coordinación de los gestos y la concentración son habilidades al servicio del aprendizaje.
La percusión corporal resulta ser una combinación perfecta de aprendizaje y placer. Invita a los niños a ir más allá de sus límites, en una dinámica de compartir y escuchar, que son los fundamentos de la música.